El color y Egipto

La primera tinta que usaron los egipcios en su escritura jeroglífica estaba hecha con el gomo y el hollín de sus vasijas. En el periodo predinástico, los recipientes de arcilla eran de color oscuro o rojo, con adornos grabados y realzados con pintura blanca. En comparación con la cerámica meridional, según afirma Kazbnierz Michalowski, la de Egipto Medio no evolucionó apreciablemente. Se observaban escenas pintadas en rojo que a menudo representaban figuras humanas y barcos con multiples remos. Aunque pudo creerse que la superficie brillante de granito negro pulido era de un efecto cromático suficiente, lo cierto es que en la esfera de los antiguos egipcios dominaban los colores realzados, incluso en las superficies pulidas de piedra dura. La policromía es visible en la decoración mural de una tumba en Hlerkómpolis, donde las mujeres aparecen pintadas en color ocre amarillo, y los hombres, en rojo. En los bajos relieves del templo de Thótmosis III se han conservado en perfecto estado las policromías decorativas destacando en los detalles un fragmento de embarcación con sus remeros, cuyos cueros lucen un color marrón oscuro, con el que parece ser que se quería subrayar su origen rubio.
La riqueza de colorantes surgidos a orillas del Nilo fue un factor determinante para que la cultura egipcia individualizara sus colores, según su aplicación a la escritura, la escultura, la ropa o el mobiliario. Lo que tiene que ver con el significado simbolico de los propios colores. Por ejemplo, los faraones remarcaban su poder territorial a través del lenguaje cromático de uss vestiduras: los de túnica blanca gobernaban en el Alto Egipto. Mientras que los de túnica roja eran reconocidos como soberanos en el Bajo Egipto. Así , el negro sería signo portumo de renacimiento y perseveración eterna. Es el color que impregna las momias, el de los dioses Anubis y Mia. El primero introduce a los muertos en el otro mundo y el segundo precide la regeneración y las cosechas. La extensión representativa del negro incluye tanto la fecundidad como las nubes hinchadas de lluvia y el color de la tierra.

José Luis Rodríguez Cruz