EL ORIGEN DEL COLOR

En sus etimologias, el sabio San Isidoro de Sevilla afirma que los colores se llaman así por que se logran con el calor del fuego o con el sol; o bien, porque en un principio se colaban –colare- para obtener pigmentos más finos. En efecto, con el fuego, los hombres primitivos ampliaron sus paletas, ya uqe ahora podían obtener nuevos tonos si calentaban los pigmentos, como sucedió con la arcilla ocre amarilla que , una vez en el fogón, se transformaba en arcilla roja, en almagre. A ese color rojizo se le llamó sinopsis, debido a que fue hallado por vez primera en las orillas del mar Negro, en la ciudad de Sinope. El artista del paleolítico superior tenía una variedad muy limitada de colores naturales, que se obtinen sin mezclas, procedentes de l carbón vegetal, de las resinas y de algunos minerales de fácil acceso. San Isidoro nos dice que estos colores naturales eran del rubro, el blanco paraetonius, el blanco melinus, el eretria y el oropimente, que no es otra cosa más que arsénico. De las tierras de ocre, ricas en óxidos de hierro, y del manganeso o caolín se extraía una gama de matices: del amarillo claro al negro, pasando por las transiciones del rojo y el ardo. Según Enrique Breuil no había ni azul ni verde; el blanco puro era dudoso y el violeta ocasional se producía por alteraciones debidas al tiempo.
Los cocidos vegetales ampliaron la escala de colores, sobretodo en los tonos ocres y sus entrecruces. En esa larga transición que va del paleolítico al neolítico aparecieron nuevos colores, en particular, los tientes marrones, violetas y verdes encontrados en tejidos de lana prehistórica de un solo color y con dibujos de rayas largas y estrechas. El siguiente hallazgo sería el color azul obtenido del abedul enano o de las bayas del yergo –sauco-, osea, del glasto, conocido posteriormente como “pastel de tintoreras”. Loq eu llamó más la etención es que el azul era un color que sólo aparecia bajo el efecto oxidante del aire, cuando el tinte quedaba expuesto alal interperie. Además de este color, se relaciona la aparición de otros tinetes, como el lila, que los antiguos extraían de la pulpa de murtilla o de arándano; el color amarillo dorado, de las hojas de gualda o del estanquis; el rojo, del cocido de armuelle blanco, y el amarillo anaranjado, de una planta espinosa llamada “galio de los pantanos”.


Ruiz Oregón Cesar Arturo